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Récord Guinness: un robot humanoide ha caminado más de 100 km sin parar ni una sola vez.

Robot humanoide caminando en oficina moderna, con personas trabajando en ordenadores en el fondo.

En un tranquilo laboratorio chino, un robot bípedo siguió caminando, hora tras hora, mientras los ingenieros contenían la respiración cerca de él.

La máquina no trotaba, corría ni saltaba. Simplemente caminaba, incansablemente, hasta cruzar el simbólico umbral de los 100 km y reescribir lo que esperamos de los robots humanoides.

La caminata de Guinness que cambió el tono de la robótica humanoide

Un robot humanoide chino llamado Agibot A2 ha entrado en el Libro Guinness de los Récords tras caminar más de 106 km en una pista de pruebas sin una sola pausa. La hazaña no se basó en ingeniosos trucos de cámara ni cortes de seguridad. Se consiguió gracias a una larga, monótona y físicamente exigente caminata bajo vigilancia constante.

Agibot A2 recorrió más de 106 km en una caminata continua, estableciendo un nuevo referente Guinness de resistencia para robots humanoides.

Mientras que los robots que acaparan titulares suelen mostrar acrobacias o rutinas de baile, esta prueba se centró en algo mucho más básico: la capacidad de poner un pie delante del otro durante muchísimo tiempo sin caerse, sobrecalentarse ni agotar la batería demasiado rápido. Esa tarea aparentemente simple oculta una compleja combinación de control del equilibrio, gestión energética y durabilidad mecánica.

Lo que realmente hizo Agibot A2 durante el récord

El Agibot A2 caminó alrededor de un circuito cerrado cubierto, paso tras paso, bajo estrictas condiciones definidas por los responsables de Guinness. El robot:

  • Mantuvo una marcha bípeda, similar a la humana, durante todo el intento
  • No se sentó ni se apoyó en soportes externos
  • Mantuvo todos sus sistemas encendidos sin apagados ni reinicios
  • Recorrió más de 106 km antes de que los ingenieros detuvieran la prueba

La prueba exigió a fondo las articulaciones, motores y sensores del robot durante muchas horas. El software de control tuvo que gestionar pequeñas perturbaciones, ligeras variaciones en la fricción del suelo y cambios graduales de temperatura dentro del laboratorio. Un solo traspié podría haber puesto fin al intento.

Caminar largas distancias obliga a los robots humanoides a gestionar pequeñas inestabilidades miles de veces seguidas, sin margen para el error.

El récord puede parecer un espectáculo, pero para los especialistas en robótica supone una dura prueba de esfuerzo. Si un robot sobrevive a una caminata ininterrumpida de esa distancia, los ingenieros obtienen datos valiosos sobre qué componentes se sobrecalientan, qué articulaciones sufren más desgaste y cómo responde el controlador de marcha ante el cansancio del hardware.

Por qué importa la marcha de larga distancia para los humanoides

Muchas empresas compiten ahora por construir humanoides que puedan trabajar en fábricas, almacenes e incluso centros de asistencia. Estas máquinas no dedicarán su tiempo a hacer volteretas. Caminarán entre estanterías, llevarán cajas, comprobarán inventarios, empujarán carros y patrullarán grandes recintos. Su utilidad depende de cuánto tiempo pueden moverse de forma segura sin intervención humana constante.

De las demostraciones vistosas a la resistencia silenciosa

Los primeros vídeos virales de robots humanoides mostraban volteretas, parkour y coreografías. Estas exhibiciones crearon expectación, pero ocultan una realidad: detrás de cada vídeo hay un equipo enorme, muchos ensayos y un control estricto sobre el entorno. La verdadera prueba para una adopción industrial se encuentra en otro lado.

Para convertirse en herramientas fiables, los humanoides deben:

  • Caminar durante horas sin caerse, incluso ante pequeñas perturbaciones
  • Consumir la menor energía posible durante el movimiento
  • Soportar el envejecimiento de componentes sin perder el equilibrio
  • Recuperarse elegantemente de pequeños resbalones o golpes

Los 106 km recorridos por el Agibot A2 cumplen varios de estos requisitos. El récord sugiere un algoritmo de marcha estable, motores eficientes y una electrónica de potencia bien calibrada. No demuestra que el robot pueda desenvolverse en terrenos difíciles o entornos desordenados, pero muestra una pieza clave del puzle: la locomoción sostenida.

Cómo consigue un robot caminar tan lejos sin pausa

Para comprender la importancia de la prueba, conviene repasar los elementos que la hacen posible.

Equilibrio, articulaciones y gestión energética

Un robot humanoide emplea una combinación de sensores y software para mantenerse erguido. Giróscopos, acelerómetros y codificadores de articulación envían datos constantemente a una unidad de control. Esta ajusta la posición de pies, rodillas, caderas y torso cientos de veces por segundo.

Durante una caminata muy larga, tres aspectos técnicos son cruciales:

AspectoReto durante caminatas largasVentaja de resolverlo
Control del equilibrioCompensar pequeñas desviaciones de sensores y articulaciones durante muchas horasMenos caídas, movimientos más predecibles
Desgaste mecánicoCalor, fricción e impactos repetidos en tobillos, rodillas y caderasIntervalos de mantenimiento más largos y menores costes de reparación
Eficiencia energéticaMinimizar el consumo de los motores manteniendo la marchaMás autonomía por carga o baterías más pequeñas y baratas

La marcha del Agibot A2 funcionó como laboratorio en tiempo real para estos tres pilares. Es probable que los ingenieros controlasen la temperatura de los motores, los márgenes de par en las articulaciones y los patrones de descarga de la batería en tiempo real. Ahora pueden ajustar velocidad, longitud de paso y postura para exprimir más kilómetros por carga y preservar la salud del hardware.

Una carrera saturada por la utilidad humanoide

Agibot A2 se suma a un campo cada vez más concurrido. En los dos últimos años, varios actores han presentado humanoides de propósito general para la industria. Cada marca hace apuestas de diseño diferentes, pero todas persiguen una visión similar: un robot capaz de integrarse en entornos humanos y abordar múltiples tareas sin apenas modificar las instalaciones existentes.

Algunas empresas se centran en la agilidad y la percepción, entrenando a los robots con datos de simulación para sortear obstáculos imprevistos. Otras buscan robustez y reducción de costes. Un récord de distancia como este añade otra dimensión: la resistencia demostrada.

Para fábricas y centros logísticos, un humanoide capaz de caminar kilómetros sin supervisión constante resulta más parecido a un trabajador que a un simple reclamo de feria.

Aun así, la distancia es solo un indicador. Para ganarse la confianza de la industria, los robots también deben:

  • Trabajar de forma segura junto a humanos, con evasión reactiva de colisiones
  • Agarra y manipular objetos con suficiente precisión y control de fuerza
  • Conectarse a software existente, desde gestión de almacenes hasta sistemas de seguridad
  • Ser asequibles de adquirir, operar y reparar

Ventajas y riesgos de los humanoides de ultra resistencia

Un humanoide capaz de caminar 100 km sin descanso sugiere muchos usos más allá de las fábricas. Largos pasillos en hospitales, rondas nocturnas en instalaciones industriales, recorridos de inspección en campus extensos y hasta operaciones de búsqueda en zonas de desastre podrían beneficiarse de robots que simplemente no se cansan.

Algunas posibles ventajas destacan:

  • Reducción de personal humano en tareas repetitivas de patrulla o inspección
  • Mayor disponibilidad durante noches, fines de semana y festivos
  • Menor exposición humana a entornos peligrosos, como plantas químicas
  • Recopilación de datos más frecuente, ya que el robot puede seguir desplazándose con los sensores en marcha

Sin embargo, esta evolución también plantea preguntas. A medida que los humanoides ganen capacidades y resistencia, pueden reemplazar algunos puestos de baja y media cualificación. Ese cambio puede afectar al empleo en logística, seguridad y mantenimiento básico. Será necesario adaptar la regulación, tanto en lo relativo a la responsabilidad ante errores de un robot como a los datos recogidos por cámaras y micrófonos instalados en estas máquinas.

Mirando al futuro: de los récords a la rutina diaria

Un récord de marcha en un laboratorio todavía está lejos de un compañero robot 24/7 en un almacén lleno de actividad. Los entornos reales incluyen escaleras, zonas resbaladizas, obstáculos inesperados y la imprevisibilidad humana. Los humanoides deberán adaptarse a esos escenarios con una percepción fiable y toma de decisiones robusta, no solo con pasos precisos sobre una pista lisa.

Aun así, la historia de Agibot A2 apunta a un cambio claro. Los ingenieros se centran ahora menos en trucos aislados y más en estabilidad, eficiencia y fiabilidad. Estos atributos pueden sonar aburridos comparados con bailes virales, pero son los que permitirán los verdaderos despliegues. Las largas caminatas generan conjuntos de datos más ricos, revelan fallos ocultos y dan a los diseñadores oportunidades para mejorar tanto hardware como software.

Para quienes disfrutan la parte técnica, términos como “optimización de la marcha” y “control del punto de momento cero” aparecerán cada vez más en los avances de investigación. Estos conceptos explican cómo los robots mantienen su centro de masa en una zona segura al moverse. En la práctica, implican un caminar más suave, humano y eficiente, con menor desperdicio de energía y menos peligros de caída. Cuando se combinan con baterías mejores y materiales más ligeros, apuntan hacia humanoides capaces de realizar turnos completos en vez de solo pruebas cortas.

Otra tendencia a vigilar es la conexión entre simulación y gemelos digitales. Los equipos pueden ensayar ahora millones de pasos virtuales antes de que un robot toque el suelo y luego validar esos patrones con caminatas largas reales como este récord de Guinness. Ese ciclo entre la simulación y la prueba física debería acelerar el avance y llevar la próxima generación de humanoides a entornos cotidianos más rápido de lo que muchos esperan.

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