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El peculiar ritual escandinavo para lavar la ropa que muchos adoptan para conseguir tejidos más suaves

Mujer en una lavandería colgando ropa en un tendedero portátil cerca de una lavadora, planta y ventana nevada.

En las redes sociales, un curioso hábito de lavado procedente de los países nórdicos está reconfigurando silenciosamente la forma en la que la gente cuida su colada en casa.

En lugar de buscar detergentes cada vez más potentes y secadoras de alta tecnología, cada vez más personas prueban un ritual más lento y suave que promete tejidos más blandos, prendas más duraderas y una huella medioambiental más pequeña. El método parece casi anticuado, pero encaja perfectamente con el nuevo deseo de rutinas domésticas más tranquilas y conscientes.

El silencioso ritual escandinavo detrás de la colada más suave

En Suecia, Noruega y Dinamarca, muchos hogares siguen un ritmo de lavado que resultaría inusual en una lavandería típica británica o estadounidense. El objetivo pasa de los programas de lavado agresivos a la paciencia, el agua fría y el secado cuidadoso. La meta no es solo la limpieza, sino una sensación concreta: esa suavidad con peso y superficie lisa que normalmente solo se siente en las sábanas de hoteles caros.

En el centro de este enfoque hay una secuencia sencilla: detergente suave, calor muy bajo, aclarado adicional y secado al aire prolongado. Esta secuencia puede durar todo un día, a veces más. Para quienes lo ven desde fuera, puede parecer más una ceremonia lenta que una simple tarea doméstica.

En lugar de forzar que los tejidos se comporten según un ciclo apresurado y abrasador, los escandinavos les dan tiempo para relajarse, escurrirse y suavizarse de forma natural.

Lo que empezó como una costumbre regional ahora se extiende por TikTok, Instagram Reels y hilos de Reddit. En ellos los usuarios comparten fotos de tendederos en balcones, filas de sábanas heladas y pilas cuidadosamente dobladas de algodón y lana. Muchos describen una diferencia notable en la textura, especialmente en toallas, camisetas y sábanas que suelen volverse rígidas al usar la secadora.

Cómo funciona en realidad el ritual escandinavo de la colada

Cada hogar adapta el método a su manera, pero varios pasos en común aparecen una y otra vez en conversaciones con propietarios nórdicos y expertos en lavandería.

Lavado suave con más agua y menos producto

En las lavanderías nórdicas rara vez se perciben olores de detergentes agresivos. La gente usa dosis menores y prefiere productos sin fragancia o apenas perfumados. Algunos añaden un chorrito de vinagre blanco al aclarado para eliminar restos de detergente que pueden dejar las fibras ásperas.

  • Breve remojo previo en agua fría o tibia, especialmente para toallas y ropa de cama
  • Centrifugado a baja o media velocidad para no aplastar las fibras
  • Ciclo de aclarado extra para eliminar jabón y minerales
  • Sin suavizante en el caso de las toallas, para mantener su capacidad de absorción

En vez de buscar mucha espuma, la atención se centra en el aclarado concienzudo. El exceso de producto, y no la suciedad, suele ser el causante de los tejidos rígidos. El agua dura puede empeorar esto, por lo que algunas familias utilizan un descalcificador una vez al mes para mantener la lavadora y las tuberías limpias de cal.

La fase de “reposo” semiseco

Una de las partes más distintivas del ritual llega tras el lavado. La ropa no se seca completamente de inmediato. Se deja ligeramente húmeda y después se deja reposar, ya sea doblada de forma suelta o colgada en una habitación cálida y sin corrientes de aire.

Esta fase de reposo puede durar varias horas. En invierno, las prendas pueden colgarse cerca de un radiador o en un tendedero en el pasillo. En verano, quizás en una esquina sombreada del balcón, protegidas del sol directo. Los defensores del ritual afirman que así las fibras se relajan y recuperan su forma original.

Permitir que la ropa “repose” cuando está lo suficientemente húmeda como para mantener su forma evita esa rigidez tipo cartón que se da en muchas prendas secadas en secadora.

El secado en tendedero como norma, no como último recurso

Aunque cada vez más hogares en Reino Unido y EEUU secan casi todo en la secadora, los escandinavos consideran el tendido al aire como la opción estándar. Se puede usar la secadora, pero normalmente a baja temperatura y solo para rematar el secado durante pocos minutos.

Los tendederos de interior ocupan espacios principales en pasillos, baños y lavanderías compartidas de los bloques de pisos. Muchos edificios nuevos incluyen cuartos de secado comunales, equipados con deshumidificadores y grandes tendederos, algo habitual en Suecia o Finlandia.

En el caso de toallas y vaqueros, algunas personas combinan métodos: secan al aire hasta que están casi listos y luego rematan con un breve ciclo en secadora (diez minutos a baja temperatura) para suavizar la superficie sin “cocinar” en exceso las fibras.

Por qué ahora se copia este ritual en otros países

Quizá el ritual habría seguido siendo una curiosidad local de no ser por dos factores clave: el aumento de los precios de la energía y un renovado interés por rutinas domésticas más lentas y calmadas. Ambas cosas han hecho que la gente vuelva a fijarse en hábitos tradicionales que muchos abuelos reconocerían.

Facturas de la luz, ansiedad climática y el dilema de la secadora

Usar la secadora consume mucha más electricidad que lavar a baja temperatura y secar al aire. Con la subida del coste energético en los últimos años, las familias en Reino Unido, EEUU y gran parte de Europa empezaron a replantearse la forma en la que usan cada electrodoméstico.

MétodoConsumo energético típico por carga*Principal ventaja
Lavado caliente + secado completo en secadoraAltoRapidez y comodidad
Lavado templado + secado corto en secadoraMedioEquilibrio entre consumo y suavidad
Lavado en frío + secado al aireBajoMenor coste y mayor durabilidad del tejido

*Los valores exactos varían según el aparato, pero la tendencia se mantiene con casi todas las máquinas modernas.

En redes sociales abundan perfiles que comparan facturas y comparten trucos para recortar el consumo eléctrico sin renunciar a la comodidad. La rutina escandinava de la colada encaja perfectamente: promete tejidos suaves mientras se reduce la parte más cara del proceso -el secado a alta temperatura-.

El auge de las “tareas lentas” y la vida doméstica consciente

Otro factor es menos material. Mucha gente está cansada de rutinas caseras apresuradas y multitarea. Los años de la pandemia concentraron la vida cotidiana dentro de casa y, para algunos, eso impulsó un nuevo gusto por pequeños rituales repetibles que marcan la semana.

Doblar sábanas tendidas al aire, alisar fundas de almohada en el tendedero y agitar suavemente las toallas entre fases convierten la colada en una tarea sensorial de bajo estrés. Huele más limpio, se siente más relajante y regala una pequeña pausa en medio del día.

Un día de colada al estilo escandinavo es menos una tarea para quitarse de en medio y más una forma de moldear la sensación de hogar, desde el armario hasta la cama.

¿Hace el ritual que los tejidos sean realmente más suaves?

Los especialistas textiles afirman que el efecto depende de tres factores: calor, humedad y fricción. El calor fuerte va deteriorando las fibras con el tiempo, especialmente el algodón y las mezclas con modal. La acción mecánica de la secadora arrastra hilos sueltos. El secado rápido y total contrae las fibras.

El método escandinavo cambia la ecuación:

  • Menor temperatura protege la estructura de la fibra
  • Secado prolongado a temperatura ambiente permite que la humedad se evapore suavemente
  • Reducir la fricción evita el apelmazamiento y la aspereza superficial

Las toallas lavadas así se sienten más densas, con los bucles intactos en lugar de deshilachados. Las sábanas caen con más peso y con menos arrugas fijas por el calor. Los tejidos elásticos como leggings o camisetas mantienen la forma más tiempo, porque los hilos elásticos sufren menos estrés térmico.

Algunos usuarios afirman que la suavidad es diferente a la que dan los suavizantes y toallitas para secadora. Es menos perfumada, más pesada, incluso se describe como “suave de hotel pero más natural”.

Cómo probar un día de colada escandinavo en casa

Para quienes sientan curiosidad, no es necesario transformar toda la casa. Unos pequeños cambios ya logran efectos notables.

Pequeños pasos que encajan en un día ajetreado

Empieza con un tipo de prenda, como toallas o fundas de almohada. Lava con un programa más frío de lo habitual, entre 30 y 40°C, y usa un poco menos de detergente de lo que indica el envase. Añade un aclarado extra. Omite el suavizante en esa tanda.

Después del lavado, sacude cada prenda con firmeza para soltar fibras y alisar costuras. Tiéndelas hasta que estén casi secas. Luego déjalas acabar de secar al aire o dales un breve golpe de diez minutos en la secadora a baja temperatura si prefieres más esponjosidad.

Si no tienes mucho espacio, pon un pequeño tendedero plegable sobre la bañera o cerca de una ventana abierta. Algunos inquilinos en Reino Unido o EEUU ya consideran un tendedero plegable como un mueble esencial, usándolo para parte de la colada semanal.

Errores comunes que conviene evitar

El cambio puede ser frustrante si se pasan por alto algunos puntos clave. Varios expertos escandinavos en lavandería coinciden en los mismos errores:

  • Cargar demasiado la lavadora, lo que impide que el agua y el detergente lleguen a cada fibra
  • Usar productos muy perfumados que dejan residuos en la ropa
  • Secar directamente sobre radiadores, lo cual puede “cocer” el tejido y deformar elásticos
  • Dejar la colada en el tambor durante horas, provocando olores imposibles de eliminar luego

El movimiento del aire importa tanto como el tiempo. Incluso en un piso pequeño, abrir ligeramente una ventana o poner un ventilador suave durante el secado ayuda a evitar el moho y los olores a humedad.

Más allá de la suavidad: lo que este ritual dice sobre la vida en casa

El creciente interés en los hábitos escandinavos de la colada apunta a un cambio más profundo. Antes, las tareas domésticas eran algo de fondo, que se intentaba minimizar o delegar. Ahora, mucha gente las ve como palancas para el confort, la salud mental y la responsabilidad ambiental.

Este enfoque escandinavo se solapa con otras prácticas domésticas lentas en auge: cocinar en cantidad en vez de pedir comida a menudo, arreglar la ropa en vez de caer en la moda rápida, y rutinas de fin de semana tranquilas basadas en limpiar, ordenar y preparar la semana. Todas comparten una idea: el esfuerzo deliberado en lo pequeño puede cambiar la sensación del hogar cada día.

En el cuidado de los tejidos concretamente, el ritual pone de relieve el control real que tenemos sobre la ropa y los textiles que ya poseemos. Ajustando la temperatura del agua, el método y el tiempo de secado, una familia puede alargar la vida útil de toallas y sábanas durante años, reducir la pérdida de microfibras y disminuir el uso de químicos. Estos pequeños cambios pueden parecer menores frente a los grandes compromisos de estilo de vida, pero suman silenciosamente con cada colada.

Quien sienta curiosidad puede probar en la próxima colada. Elige una tanda de ropa, ralentiza el proceso siguiendo los pasos nórdicos y compara la sensación al tocarla. Aunque no adoptes nunca el ritual completo, la experiencia suele cambiar la forma de pensar sobre el humilde acto de hacer la colada.

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